21 de octubre de 2006

Sin comensales y sin Cena

No pudo ser. El tiempo se inventó una excusa en forma de trágicas lágrimas y la amenaza atenazó a la Hermandad. No salió la Cena sin comensales. Esperaremos -habremos de- a la semana que viene. Se producirá entonces la insólita zancada que despide a octubre y da la bienvenida al mes de los difuntos.

Un costalero con nombre de santo fundamental para justificar la existencia de Dios, que dicen que es capaz de lo mejor pero, también, de lo peor en una misma acción, lo quiere con una radio de esas de tarde de Cuaresma y pilas gastadas. Otros apuestan por la elegancia del silencio. La coherencia frente a la apetencia. ¿Qué ocurrirá? Sea lo que sea, disfrutaremos -el día que lo hagamos- de un acto íntimo y privado de calles estrechas y pisadas inéditas.