29 de noviembre de 2006

El Kiski, ladrón de sueños

Ahora es un poco de ceniza y de gloria.

Con un verso de Borges celebro que esta noche (los que lo lean hoy deberán cambiarlo por "ayer") se haya materializado el sueño de todos. Se nos ha presentado con la confusión propia del ocaso de vida tras casi tres años de palos la claridad ausente de alguien fundamental para entender la Semana Santa actual en Almería. El Kiski, ese que es ahora como siempre fue, un poco de ceniza y de gloria, llega intimista. Nos viene pensante, pensador y pensativo. Y, para no defraudar a nadie, llega el protagonista de los sueños de unos y el ladrón que le roba ese sueño a otros.

Dice que no pretende que ese extraño cuaderno de bitácora en el que espera ir anotando los accidentes de la navegación de sus impresiones sea un lugar masivo, "ni que lo lean todos los que me conocen; con que lo hagan las cuatro o cinco personas que realmente me importan en mi vida creo que habrá valido la pena. Tampoco pretendo periodicidad, ni siquiera que sea coherente... Sólo quiero tener un lugar donde escribir mis pensamientos y que quien quiera leerlos lo haga, incluso si queréis comentarlos mejor que mejor, pero sobre todo desde el cariño y el aprecio, o al menos desde el respeto, ese bien que está tan de capa caída en nuestra sociedad... Por cierto, sociedad... seguramente hable también bastante de ella".

Es leyenda, odiado y admirado. Tiene en su mano una ingrata labor y en la boca un agrio sabor. Pero todas las noches puede dormirse con la tranquilidad de que hay gente a la que le quita el sueño. Mañana (ahora hoy), cuando vuelva a anochecer, él seguirá permitiéndose sus lujos mientras aquí, equivocados, seguimos teniendo fe. Que de eso, en los labios, andamos sobrados. Y si esta, como dicen, mueve montañas, ¿cómo coño no va a mover pasos? Ya sabes que eres un poco de ceniza y de gloria. Todo un verso de Borges paseando cristos. Y eres gloria para los que tienen los pies en el suelo. Y eres ceniza para los que prefieren no rachear. Por todo ello, los abajo firmantes (si es que alguien contesta) declaramos que no queremos que El Kiski cambie; que es de las pocas cosas que nos hacen albergar la esperanza de que esto, entonces, lo hará algún día. Y entiende que los insultos y las amenazas de los que terminan haciendo bien las cosas es su manera de despistar al personal, de hacer que la gente mire para otro lado justo en el momento que corrigen sus defectos. De disimular, en una palabra. Y para tu desgracia, no es posible que ese cáliz pase de ti. Así que bébetelo en un relevo.

Post Scriptum Termina el Kiski diciendo que quien se amargue leyéndole, arriba a la derecha hay una X, "la pulsas con el ratoncito y se acabó la amargura".