
Quizá las lecciones aún no se hayan aprendido. Quizá tanta reunión aturda al ente agrupacionero y le impida mirar con nitidez al pasado para diferenciar los éxitos de participación que supusieron salidas extraordinarias como la de la Virgen del Consuelo (1996) o la de la Merced (1998) un sábado por la tarde frente al fiasco popular de las de la Esperanza (1994) o Virgen del Mar (2006) en domingo al mediodía.
Si finalmente se mantienen el día y hora que anoche todavía se barajaba y salvo congresistas, hermanos y los más rrrrancios y variados capillitas poca gente acude, ¿será que Almería le da la espalda a sus cofradías o que éstas pasan de Almería a la hora de tomar sus decisiones?