30 de julio de 2007

Y Alfonsito volvió

Como una escultura de Bernini, de Gianlorenzo Bernini, con los rigores de julio exhausto en el Hospital de Santa María Magdalena. La visita y la tertulia intrascendente, los cubos blancos y las ventanas. La luz, siempre la luz y burras que se venden. La amargura es un suspiro, una leve queja, un incidente sin importancia en tarde de marzo, simpatía y negativas. Llegó Alfonsito y posó. Jugando a Ramos Corona llegó a Bernini. Las miradas poco importan. Se aleja. Se acerca. Los bancos desgastados de espera incierta. Azulejos muy azules, con otras luces como las de las tertulias de antes. Ya sale en tren.