24 de octubre de 2007

Vacíos legales

Regresan los nazarenos absortos de la memoria inocua. Con sus llamaradas de madera airando eternidades entre pliegues. Así caminan, despacio, cojeando. Cuando se pierden, la esquina se desabrocha la camisa y se acomoda. No entiendo muy bien el camino que aquellos toman. Enlutados, sus capas son frío y viento, lluvia en nube arrinconada, almena sin tronera, caricia y beso en tarde de Cuaresma, rito fatal. El esparto de Fernando en el armario. Se me apetecía.