Felicitaciones y gusto, de eso va hoy la entrada. Porque felicito a las Merches, Mercedes y Vírgenes de la Merced que conozco y porque me acuerdo del gusto que derrocharon los priostes del 15 de septiembre. De eso va hoy la entrada, precisamente. Lo de Santiago ya lo sabíamos unos cuantos que llamamos a la puerta y alguien había en casa a pesar de la hora. Lo de San Pedro fue más sorpresa. Allí estaba Jorge Espinosa, en la puerta, que nos acompañó, que nos contó, que nos describió. Adentro había gente con el vicio nuevo de las fotos. Yo me alegro porque luego lo que veo, lo recuerdo. Y se lo puedo enseñar orgulloso a otra gente que no lo ha visto. Y eso le hace mucho y bien a Almería. Allí había mucho gusto y la luz precisa. La hora era la tranquila y la Virgen de Nicolás Prados la joya desconocida puesta en valor por Álvaro Abril. Álvaro Abril no es nadie y lo está siendo todo en esta Hermandad. Jorge Espinosa es listo y está dejando trabajar al artista. Antes aquí sólo había hermanos mayores ramplones a lo Juan Simón en la copla de Nemesio Sobrevila que cantaba Antonio Molina. Ocultadores de la joya, enterradores del tesoro; venga a echar tierra como avergonzados de la joya. Jorge Espinosa ha cogido a la cofradía del raso, el damasco y el terciopelo y la ha convertido en el Lázaro de la Semana Santa. Levántate y anda. Y anda que no da gusto el Entierro.
En Santigo el elogio llega amortiguado por los años. Nos hemos acostumbrado a lo bueno y parece que la gloria del día la llevamos disfrutando siglos. No reconocemos el meritorio trasnocheo de unos priostes y el enorme sueño de unos montajes que a veces hasta nos permitimos el lujo de criticar. Como si estuviéramos facultados para osar mentar las obras en la casa de la Madre misma del mismo Dios. Porque la Soledad es la madre misma del mismo Dios, la única, y si no se me vayan leyendo su histórico y antiguo título, vigente, presente y descriptivo. La cofradía de Dios y su Madre. Se acabó. Llámenme esteta pero yo empecé a tomar conciencia de eso a raíz de entrarme por los ojos el mensaje. Luego llegó al corazón y ya, poco a poco, va camino de la razón. La razón de ser de esto de lo cofrade, resumido en uno de sus días más grandes.