Salió un año en carnaval una comparsa que cantó un pasodoble muy bonito. Contaba la historia de unos piratas se veían obligados a escoger entre uno de los dos amores con que, hasta entonces, habían venido disfrutando de la vida: a una le regalan flores y diamantes, la otra les espera, una les proteje, la otra les quiere... Una le da tesoros, a la otra engañan hasta que en su barco se van en busca de amantes...
El caso es que esta interesante letra -como todo el carnaval- pasó totalmente desapercibida para muchos sectores de la sociedad cuando encierra toda la razón que esconde parte del secreto de por qué Almería no termina de volcarse con la patrona ni 500 años después de su "aparición" ni 200 de su "decretazo". A ver si va a ser cierto aquello de que no hay peor sordo que el que no quiere oir.
El caso es que esta interesante letra -como todo el carnaval- pasó totalmente desapercibida para muchos sectores de la sociedad cuando encierra toda la razón que esconde parte del secreto de por qué Almería no termina de volcarse con la patrona ni 500 años después de su "aparición" ni 200 de su "decretazo". A ver si va a ser cierto aquello de que no hay peor sordo que el que no quiere oir.