Solidaridades nocturnas. Encuentro en las bitácoras en las que apuntalo las horas extrañas del vacío de las entrañas verdades de vértigo; sentencias que asustan. Campanas de ironía destapada y una procacidad tan cierta como nuestras cofradías en la incruenta lengua de Iscariote cuando nos recuerda que las cofradías de Almería no tienen abuela. O la dolorida realidad del mentidero de la Santa Cruz, que tiene nombre de esquina bonita, como de leyenda. O la entereza de madre de quien pare rincones.
Hay quien se lamenta como hay quien brinda esta noche, como lo hizo la de ayer y lo hará la de mañana. Pudiera parecer, pudieran creer, que vuelve la ignorancia a Almería; que ha regresado ese oscurantismo cofrade que hace que todos los gatos sean pardos y todos tan felices. Han sido 24 horas de preguntas por el messenger, de correos, de privados, de comentarios en bitácoras, de champán corriendo en casas de hermandad, de costales al cielo por la periferia y de paños de lágrimas por entre casas conventuales.
Hay quien echa de menos el Foro. Y hay a quien había que haber echado del mismo. Como siempre, cuestión de opiniones. De puntos de vista: el equivocado y el del Foro (que diría aquél). Y es que hasta ayer pensaba que, olvidada la cita por los ilustres a los que nunca olvidé, el Foro estaba lleno de parásitos, esos organismos que viven a costa de otros de distinta especie, alimentándose de ellos y depauperándolos sin llegar a matarlos. Pero murió el Foro. Los que tengan carrera me ayuden, pues, a encontrar un nombre para los que quedaron.
Con el cierre del Capillitas se demuestra lo que nos gusta la Feria a los almerienses. Desoyendo los augurios de mala suerte y adentrándonos en ese pasaje lleno de espejos que nos devuelven deformadas imágenes, hemos preferido romper el único espejo que nos devolvía una imagen tan real como grotesca de nuestros cofrades. Allá cada cual con su suerte los próximos siete años.
Hay quien se lamenta como hay quien brinda esta noche, como lo hizo la de ayer y lo hará la de mañana. Pudiera parecer, pudieran creer, que vuelve la ignorancia a Almería; que ha regresado ese oscurantismo cofrade que hace que todos los gatos sean pardos y todos tan felices. Han sido 24 horas de preguntas por el messenger, de correos, de privados, de comentarios en bitácoras, de champán corriendo en casas de hermandad, de costales al cielo por la periferia y de paños de lágrimas por entre casas conventuales.
Hay quien echa de menos el Foro. Y hay a quien había que haber echado del mismo. Como siempre, cuestión de opiniones. De puntos de vista: el equivocado y el del Foro (que diría aquél). Y es que hasta ayer pensaba que, olvidada la cita por los ilustres a los que nunca olvidé, el Foro estaba lleno de parásitos, esos organismos que viven a costa de otros de distinta especie, alimentándose de ellos y depauperándolos sin llegar a matarlos. Pero murió el Foro. Los que tengan carrera me ayuden, pues, a encontrar un nombre para los que quedaron.
Con el cierre del Capillitas se demuestra lo que nos gusta la Feria a los almerienses. Desoyendo los augurios de mala suerte y adentrándonos en ese pasaje lleno de espejos que nos devuelven deformadas imágenes, hemos preferido romper el único espejo que nos devolvía una imagen tan real como grotesca de nuestros cofrades. Allá cada cual con su suerte los próximos siete años.