12 de mayo de 2007

Las Cruces de TERTVLIO. La pública y la privada

En tardes de abril último y primeros de mayo varios, por la calle de las Tiendas florecen Cruces en mercantil éxodo. Infantiles ellas atienden al mercado y como si de índices bursátiles se trataran, buscan su esquina, su calle.

El esmero es lo de menos. Gran inversión la de estas Cruces que, prácticamente sólo dan beneficios. Gloriosa empresa sin gastos. Mucha movilidad, eso sí. De aquí para allá con la Cruz a cuestas por las cuestas. Además, sin necesidad de leyes de paridad ni paridas semejantes aquí se trabaja codo con codo con el/la de sexo opuesto y a veces yuxtapuesto.

Porque en Almería descubrimos hace muchos siglos que las mujeres lo hacen mejor que los hombres. Cualquier cosa menos llevar pasos y estar en una Junta de gobierno. Las niñas tienen más salero, más desparpajo, están más espabiladas y por norma general son más listas que los niños. Y échate a temblar si llevan pendientes de coral... Esas son las mejores asesoras comerciales -vulgo comerciales- de estas temporales empresas. El reparto posterior de beneficios lo desconozco pero no debe dejar descontento a nadie porque año tras año siguen floreciendo por mayo.

Pero luego hay otro tipo de Cruces; las que ensayan, las que igualan y las que en vez de transistor llevan banda (las pudientes). Las Cruces de las que se toman esto en serio y lo mismo no sacan ni un duro pero, por lo menos han recibido de puntillas el paso. Son Cruces con truco, eso sí: cuentan con financiación externa y ayuda material de una Hermandad. Son las empresas públicas de esta tradición. El Rosario del Mar, los Estudiantes, el Encuentro y hasta creo que la de los Ángeles son cofradías que han financiado este tipo de cruces menos románticas pero más estéticas.

Una de estas se la dejaron aparcada en los soportales de la Plaza Vieja. Allí la fotografié. Otra salió por la Ciudad Jardín, con los marineros detrás. Y así, pública o privada, cada empresa fue floreciendo por un lado y hundiendo sus raíces por otro hasta el año que viene que, ojalá, sean más.