
Es curioso que la paz la representemos con una paloma con una ramita de olivo en el pico. Ese es el arte del eufemismo que bien domina el Goebbels de las cejas circunflejas, que envalentonado por la negritud de Obama ha emprendido la carrera hacia el sillón ZP de la RAE que si no existe, existirá. Él hace esfuerzos titánicos por disfrazar la realidad recurriendo si preciso fuere a artificios que niegan lo evidente. Si las cosas se pueden hacer bien, mal o regular, si las siglas te dan de comer te inventas otra más: 'menos bien'. Simpático reportaje de Jorge Bustos en la ÉPOCA de esta semana, compendio de los manuales de texto del partido. Es el primer paso para que te den un Nobel, como han justificado este año los suecos. El premio al mejor saltador para el que tiene ganas de dar el mejor salto, no para el que lo haya dado. Por eso empiezo a creer que el Nobel de la Paz no es más que otro peligroso eufemismo. Mi abuelo siempre decía que las palomas son ratas con alas.