Qué frío era el tacto de aquellos antifaces azules que salen esta tarde. Y la cofradía que es carne de Jueves volvió a plantar sus cruces en la calle. Los nazarenos partidos en rojo por la mitad han ido pasando por el Capitol con algún saetero dentro. Esta cofradía es muy de pasar por sitios de comida aunque Los Claveles ya cerró. Lo mismo le da un comedor social que un restaurante que un bar. El caso es que es cofradía que a mi me huele a puerta de bar, a cocina si hay que afinar más, aunque estas cosas cuando se dicen de tu cofradía no entiendo porqué suelen desagradar. No es mi intención como tampoco lo es de la Hermandad la de protagonizar el cruce de caminos del año pasado. A ojo me da a mi que los Molinos han pasado más tarde de lo previsto por la Carrera oficial y en la Puerta de Purchena, además de mucha gente este año no pasa nada más. El Amor se baja de su plaza bordeando el Amalia con Santa+Cruz estrenando la estampa de sus cascos sin el penacho rojiblanco. Me corrije alguien que lo dice más bonito: Santa Cruz viene sin el llorón de plumas, fíjate, y se presagia en los comentarios La Esencia, esa suerte de popurrí que podría ser la esencia musical de esta banda. Se prevé en el Paseo y cae.
La de Sorbas va con suerte y la cofradía anda imponiendo pocas cosas. ¿La ventaja? Que donde veo el palio suena una joyita. En la plaza de San Pedro, por ejemplo, El Cristo de la Escucha, por Real Amarguras, luego una de José de la Vega y así vamos encadenando perlas al collar de esta Virgen que a mi me encanta. A Gabi Martín me lo encuentro en la plaza de San Sebastián conversando y espero para preguntarle por el tocado que le ha hecho a la Virgen. Encaje ruso del XIX, dice, y silbo con asombro. O de asombro. Como silbo cuando veo que el Cristo del Amor está dentro y cuando llega el palio se hace la cuadrilla su cosita que toda cuadrilla se gusta preparar para sus momentos pero poco más. Este año no hay más y, oye, que yo lo prefiero. Manolo Cuadrado debuta con picadores y el Amor, cuando te vienes a dar cuenta, ya está dentro. Hace años -no tantos- lo mismo aún no habría ni entrado en la Carrera oficial. Un cambio para mejor aquel adelanto horario en tiempos de monseñor García Beltrán. Como entiendo yo que sería para mejor lo del único paso. Aquí para los que no recuerden.
La de Sorbas va con suerte y la cofradía anda imponiendo pocas cosas. ¿La ventaja? Que donde veo el palio suena una joyita. En la plaza de San Pedro, por ejemplo, El Cristo de la Escucha, por Real Amarguras, luego una de José de la Vega y así vamos encadenando perlas al collar de esta Virgen que a mi me encanta. A Gabi Martín me lo encuentro en la plaza de San Sebastián conversando y espero para preguntarle por el tocado que le ha hecho a la Virgen. Encaje ruso del XIX, dice, y silbo con asombro. O de asombro. Como silbo cuando veo que el Cristo del Amor está dentro y cuando llega el palio se hace la cuadrilla su cosita que toda cuadrilla se gusta preparar para sus momentos pero poco más. Este año no hay más y, oye, que yo lo prefiero. Manolo Cuadrado debuta con picadores y el Amor, cuando te vienes a dar cuenta, ya está dentro. Hace años -no tantos- lo mismo aún no habría ni entrado en la Carrera oficial. Un cambio para mejor aquel adelanto horario en tiempos de monseñor García Beltrán. Como entiendo yo que sería para mejor lo del único paso. Aquí para los que no recuerden.