28 de octubre de 2010

Se vende

Iglesia de San Roque, acuarela y tinta china. José Antonio Canteras

La estampa fresca y silenciosa, hoy, mañana de funeral equiovocado en San Roque. Lo de la luz perpetua ha estado bonito y yo me fijaba, mientras, en el agua bendita que sí conserva esta iglesia, rara avis pues. Y me fijaba en el Cristo del Mar y sus largos clavos, que está allí, en San Roque, acomodado como no lo llegó a estarlo nunca en San Juan. El Cristo cuelga de la cruz bonito en su emplazamiento como ni siquiera llega a estar el Perdón ni, de lejos, la Buena Muerte pendiente de Cristo. Yo estaba pensando en eso porque el funeral era de muerto equivocado. Hacía algo de fresco en las calles silenciosas y San Roque tenía la puerta abierta y por ella se colaba sirena de barco alguno llamando al práctico. Es lo que tiene ser parroquia de parroquianos que viven de la mar. Como algunos de los que allí había. Era un funeral de una vecina muy mayor de la calle Hipócrates, creo, abuela de un hermano profundo aunque algo distanciado de los Estudiantes y de la que ya decían otras mujeres lo que se la iba a echar de menos supongo que en la calle. El entorno es muy de salirse al tranco y de echarse de menos conforme se van yendo las vecinas. Lo que pasa es que ahora con las vecinas que se van llegan unos carteles que asustan vendiendo casitas que mañana puede que sean bloques. Dios y el concejal de urbanismo de turno no lo quieran.

Las casas ya se venden y llegan nuevos vecinos. Algunos ni sabrán cómo iba antes lo de los entierros de 1.ª, de 2.ª y de 3.ª, como las divisiones del fútbol. Como cuando el Pavía logró el campeonato de ascenso a Tercera división en los sesenta de la mano de Rafael Morales 'Fino'. Entonces las carrozas de los entierros de 1.ª estaban en la calle San Lorenzo pero había otras cocheras un poco más arriba, enfrente de La Cartagenera. Algunos viejos hablaban de eso y, también, de La Gloria y uno ha dicho que allí pusieron un cartel con lo de que quien va a un entierro y no bebe vino, el suyo viene de camino. Cuando las comitivas se separaban y unos se quedaban al bollo mientras una carroza de esas, funeraria y elegante, o no tan elegante pero igual de funeraria se llevaba al finado al hoyo. Los caballos de las carrozas o carruajes aquellos de 1.ª llevaban unas plumas, contaban esos viejos mientras es muy posible que en otra casa más se cuelgue lo del se vende.