Los primeros de este año ya están aquí y con ellos, un año más, el inicio de todo ahora que todo acaba. Lo celebro con un autorretrato en claroscuro. He buscado un anaquel de altura similar o interesante opuesto, he forzao el gesto, soy torsión, triste contrapposto y con ellos poso orgulloso. Lo merecen. Y yo sabía que estaban cerca. El lunes se vendían castañas en Gregorio Marañon. Olía la Salle entera, fachadas verdes a tres calles, y olía el barrio nuevo de la Borriquita que cada año es menos nuevo. Las cosas van cambiando y otras, simplemente, aumentando. Por ejemplo las colas del INEM o del SAE, que las siglas cambian pero las colas permanecen. Las cosas van cambiando y las colas aumentando. Allí la cola larga y taciturna está en la acera antes que los vendedores de castañas. Unos son estampa clásica de la mañana y los otros de la tarde; ambos lo son de esta vida. Y ahora ya está en casa esa alegre remesa de mantecados de Fondón que lo dispara todo.