Noche breve de cine rápido, más bien lento y corto, pero todo rápido, pasando en vídeo unos cortometrajes desde un palco del Cervantes. La gente cuenta cosas y reinventa las necesidades humanas. Hay problemas y se inventan otros. Abajo, la fauna es la esperada y a cada breve (pero intensa) vida suceden aplausos. La gente lo mismo aplaude al que se queda jodido que al que le levantan la chati lo que demuestra que la gente aplaude y punto. No es por generalizar pero para mí que la gente lo aplaude todo. Y se ríe con lo mismo. Lo mismo nos hace gracia a casi todos y pobre del disidente que se quiera reír de lo que nadie: síntoma de perversión, claro, evidente. Así que el rebaño compacto se tragó 74 minutos de historias que todas me gustaron y luego en la calle seguía haciendo calor. Crítica benévola y personal en estrellas y palabras:
Luciérnaga ****
Bien llevado, uno entiende esa obsesión de la protagonista por la palabra 'luciérnaga'. Desvelado todo a su debido tiempo en los 5' que dura. Drama que Secun de la Rosa desdramatiza. Una realidad que incomoda y, lo peor, que te deja peor cuando se va la muchacha con el no y uno se ve asomado al mismo abismo.
El método Julio ***
La hégira ***
Pues sí, una realidad, un problema pero, vamos... Eran exóticos los subtítulos, eso sí. Los ¿primos? que se enamoran y él que se echa al mar una noche. Se viene a Almería en una patera y ella va a la playa a despedirse. Drama el de Noor, por duro que sea para Mohamed. Él, al fin y al cabo, puede perder la vida. Ella ni siquiera eso. Y se queda con el panorama que se queda. Y puede que al final nunca regrese Mohamed. Por si no tenía bastante.
Vejado en el tiempo *****
Lo mejor de la noche. Pese a los riesgos de perderse con tanto salto, con tanto ir y venir, uno no se pierde y al final se resuelve la cosa de la mejor manera. Qué verdad que es, aunque la tía diga que ni de coña.
Hazte amigo de las gordas ****
La cara simpática de la noche. Y yo pensando: pero qué cabrón, qué razón tiene. Te echas unas risas y luego no sabes si la vida es de verdad así pero yo creo que sí porque si no no hacen un corto y si lo hacen la gente no se ríe. La gente va a los monólogos y a ver cortos a escuchar y que le enseñen las miserias porque en boca de otros hacen gracia.
Perra ****
De los fundidos sólo me gusta que abusen de los de queso en el Parrilla. En una película no y en un corto, menos. Pero bien. Bueno, no. ¿Soy el único que le veía la cara de loco al tío? Y luego esa muerte breve, gore a medias, que yo creo que Luis Pardo se mancha más de sangre que la tía pero, en fin. Eso es quedándose con la cáscara. El corto decía más, mucho más. Muy actual. Lamentablemente, más bien, atemporal.
La noche *****
Cuatro personas se adentran en un palco largo y escalonado que lo único que tiene de verdad es que tiene un escalón, no echan las cortinas porque no hace falta y ven unos cortos que comentan de mala manera cuando se acaban. A veces hacen palmas y a veces no. Entre corto y corto sube alguien a presentar el siguente y se vuelven a apagar las luces. Entonces cada uno regresa a sus trasuntos. Se ven sueños, ojos que sueñan (no que tienen sueño). Nunca apagar la luz hizo tan feliz a alguien.
Método curioso y simpático de aprendizaje. Un documental tierno y duro como su protagonista. Enseñar a leer a quien, en realidad, no tiene ganas es complicado pero a quien no lo necesita ni siquiera para vivir porque eso de vivir es también un concepto muy discutible en esas circunstancias...
La hégira ***
Pues sí, una realidad, un problema pero, vamos... Eran exóticos los subtítulos, eso sí. Los ¿primos? que se enamoran y él que se echa al mar una noche. Se viene a Almería en una patera y ella va a la playa a despedirse. Drama el de Noor, por duro que sea para Mohamed. Él, al fin y al cabo, puede perder la vida. Ella ni siquiera eso. Y se queda con el panorama que se queda. Y puede que al final nunca regrese Mohamed. Por si no tenía bastante.
Vejado en el tiempo *****
Lo mejor de la noche. Pese a los riesgos de perderse con tanto salto, con tanto ir y venir, uno no se pierde y al final se resuelve la cosa de la mejor manera. Qué verdad que es, aunque la tía diga que ni de coña.
Hazte amigo de las gordas ****
La cara simpática de la noche. Y yo pensando: pero qué cabrón, qué razón tiene. Te echas unas risas y luego no sabes si la vida es de verdad así pero yo creo que sí porque si no no hacen un corto y si lo hacen la gente no se ríe. La gente va a los monólogos y a ver cortos a escuchar y que le enseñen las miserias porque en boca de otros hacen gracia.
Perra ****
De los fundidos sólo me gusta que abusen de los de queso en el Parrilla. En una película no y en un corto, menos. Pero bien. Bueno, no. ¿Soy el único que le veía la cara de loco al tío? Y luego esa muerte breve, gore a medias, que yo creo que Luis Pardo se mancha más de sangre que la tía pero, en fin. Eso es quedándose con la cáscara. El corto decía más, mucho más. Muy actual. Lamentablemente, más bien, atemporal.
La noche *****
Cuatro personas se adentran en un palco largo y escalonado que lo único que tiene de verdad es que tiene un escalón, no echan las cortinas porque no hace falta y ven unos cortos que comentan de mala manera cuando se acaban. A veces hacen palmas y a veces no. Entre corto y corto sube alguien a presentar el siguente y se vuelven a apagar las luces. Entonces cada uno regresa a sus trasuntos. Se ven sueños, ojos que sueñan (no que tienen sueño). Nunca apagar la luz hizo tan feliz a alguien.