22 de enero de 2011

Como una bienal de arte, Vicent

A ver, calla. Calla. ¿No lo oyes? Oh, sí, Vicent, pero paseemos un poco más, no nos detengamos en esta tarde de tulipanes en estos países bajos que paseamos. No vaya a ser que el susurro no sea tal siquiera. ¿Pero no lo entiendes? Hay un susurro de Vía Crucis que no es ni runrún siquiera pero que pone al Cautivo en la calle. Sería esta Cuaresma por venir. Ya, Vicent, pero no llega el rumor a dar a entender si sería cosa aislada como fue aquel del 98 o si llegaría para quedarse así que sigamos caminando hasta aquellos molinos. No son molinos sino gente de la Junta. Vamos, que la cola avanza. Lo que tú digas, Vicente.

El rumor, todo lo más, apunta al viernes, saturado, de Dolores. La noticia es feliz. Mucho. Dios saliéndose al tranco la puerta, que bien escrito queda lo que bien se dice por aquí. Ay, caramba, Dios mismo devolviendo las visitas, la educacion máxima, el cumplido. ¿Será por visitas? Que el Señor siempre recibe en casa y quedaría muy de saber estar que las devolviera. Pero Dios ya sale muchas veces ese día. Coño, ¿no hay otro ratito para ir de visita en toda la Cuaresma? No es mala cosa esto del salir y entretiene mucho el pensarlo. Alguien que le da consistencia a eso del runrún me decía algo así como que mirase, que bien pensado, sería estupendo una solución de equilibrio. Algo así como las bienales que abundan en los del arte, o cada más años. Pero que no fuera todos. Cada cinco, como un año Xacobeo que es cuando es y no siempre pero más de por aquí, que se pudiese esperar con ilusión y no vulgarizase la Gloria. Sea como sea, aunque sea el runrún inconsistente de esas cosas que se dicen y a saber por dónde salen, yo ya estoy ilusionado.