28 de enero de 2011

Rodolfo y los piratas

Las manos de Rodolfo escribiendo las cosas a su manera

Los piratas arrían las velas a simetría de limpiaparabrisas, con los fondos rojos confusos en el cristal, en las gotas que regresan, en los amantes que saltan charcos, en los semáforos que no se respetan de noche, con hachís del de 200 euros, una tableta arcillosa y olorosa para la noche por delante que va expeliendo el que conduce y el que le acompaña o el que va detrás o el que no se baja camino del mundo, refugiados políticos sin ideología o con más hambre que metas. La radio apagada pero la versión de Un besos de esos de Toni Zenet pasando por las farmacias cerradas en la guitarra sin funda, glorietas de cemento atrás. Bueno, Rodolfo, mañana nos vemos. Hermano lo dice él mucho con acento cubano de Cuba y se lleva el estuche de madera con la trompeta adentro, introducida en él, con saliva del Caribe y tintes de palmas. Bajado el pasajero se queda la música y siguen los piratas hacia el puerto una noche que llueve y luego sigue lloviendo. El coche, dices, oye, ¿sabes que me ha venido bien? Claro, tío. Para lo que haga falta, ya sabes: el barco. Piratas. Y velas sin viento, calma en varios abrazos largos a las garrapatas de mi camiseta y ganas de abrazar, lejos de la policía que no entiende lo que viene a ser la tableta ni los pies fríos. Oye, tío, ¿y tú por qué no escribes si fumas porros? Lo de escribir, ¿qué es?, ¿lo de las metáforas esas? Sí, pero, cuidado, que ese semáforo está en rojo y así conduce cualquiera, ponle aliciente a la vida y pásalo en verde. Tío, tú sí que sabes ser transgresor. ¿Te mola mi sombrero, o qué? Claro, socio. ¿Y Nayara? Porque a mí sí que me gusta Nayara. Claro, acelera y salpica con ese charco a la fachada de Hacienda o a la Hacienda misma de este país. No, que Hacienda somos todos. Yo aún no o sí, porque paso hambre de lo que no como porque le deducen conceptos que no entiendo a mi padre de su nómina. Y tú empieza a trabajar que no llegas. Y nada de vacaciones. ¿Sabes que tiene dos hijas? ¿Qué me estás contando? Yo hablo con una que es la que coge el teléfono siempre que llamo. No te líes con las metáforas.