10 de junio de 2010

El Corpus de Aguadulce. La concentración

Corpus de Aguadulce. Eva López Carrión

José Luis lleva extrañamente dos dedicatorias aquí así que voy a empezar a creer que se lo merece. Lo del Corpus de Aguadulce, al menos, sí. Fue de película de Hollywood, de esas en las que un entrenador en horas bajas coge un equipo desahuciado y lo convierte en campeón de todo lo que se puede ganar. Para el sábado todo eran bajas. Todo eran yonopuedos, yoesquesalgoenelsantoPastor o estoydeexámenes y aún así fue capaz de colgar en el tablón del vestuario un listado de 21 convocados. Tiene cojones que rondando los 40º C, un sábado de junio, a las cuatro de la tarde, una veintena de chavales estuviera en la calle ensayando para una misa que iba a celebrarse casi cuatro horas más tarde. Tiene cojones que fueran chavales del Silencio, de la Cena, del Prendimiento, de la Caridad, de la Esperanza Macarena, del Perdón, de las Angustias o del Santo Sepulcro y que su nexo fuera un mismo tío. Tiene cojones lo que se puede llegar a hacer con ilusión, muchos quebraderos de cabeza y un teléfono móvil con dos números. Tiene cojones. José Luis, digo.






Y tras la concentración aquí vemos al seleccionador dando el listado definitivo de titulares.