En el vecindario hay de todo pero yo me cruzo con las que salen. Las vecinas que hacen de la calle su más estar me dicen que este frío no es normal. Y se me quejan de cómo está la cosa aunque muchas tienen pinta de votarle a Nono Amate. Ahora que me las encuentro yo vengo con las dactyliferas y las washingtonias tremolándose abajo y los del CAF dándole al fumeteo. Y vengo con un frío las piernas que casi se me olvida el mismo recorrido con los estertores de sal del mes que viene. En el patio las macetas están distintas y estas vecinas me dicen algo parecido. Esto no es normal. Aunque mañana se quejarán porque lo que no es normal es cualquier otra cosa, o la misma. A ellas les da igual. Son un poema de Raimon Blu. Por cierto, qué frío. A ver si se me pasa releyendo a mis vecinas en verso:
María de la Trinidad
la que pasa lista
en la compra del pan
que tiene cierto yerno
y otros tantos nietos,
aquella que critica
el pájaro que canta
y la rata que roe,
que camina deprisa
para pausar al vecindario
con sus chismes y bisuterías.
María de la Trinidad
no se esconde la lengua
aunque fijen la mirada
en su mirada floja, lisa,
adosada a las cuatro esquinas
de la calle donde habita.
Raimon Blu
Fuente de Vida entre Cadáveres en tránsito