9 de junio de 2010

María de la Trinidad viene con frío y yo me acuerdo de un poema de Raimon Blu

En el vecindario hay de todo pero yo me cruzo con las que salen. Las vecinas que hacen de la calle su más estar me dicen que este frío no es normal. Y se me quejan de cómo está la cosa aunque muchas tienen pinta de votarle a Nono Amate. Ahora que me las encuentro yo vengo con las dactyliferas y las washingtonias tremolándose abajo y los del CAF dándole al fumeteo. Y vengo con un frío las piernas que casi se me olvida el mismo recorrido con los estertores de sal del mes que viene. En el patio las macetas están distintas y estas vecinas me dicen algo parecido. Esto no es normal. Aunque mañana se quejarán porque lo que no es normal es cualquier otra cosa, o la misma. A ellas les da igual. Son un poema de Raimon Blu. Por cierto, qué frío. A ver si se me pasa releyendo a mis vecinas en verso:
María de la Trinidad
la que pasa lista
en la compra del pan
que tiene cierto yerno
y otros tantos nietos,
aquella que critica
el pájaro que canta
y la rata que roe,
que camina deprisa
para pausar al vecindario
con sus chismes y bisuterías.

María de la Trinidad
no se esconde la lengua
aunque fijen la mirada
en su mirada floja, lisa,
adosada a las cuatro esquinas
de la calle donde habita.
Raimon Blu
Fuente de Vida entre Cadáveres en tránsito