28 de noviembre de 2010

La boda de Fernando

San Fernando en el claustro de la Catedral. Exmam

Hoy me decía uno que el rey santo Fernando se casó en noviembre antes de quedarse en los huesos. El dato ha quedado ahí, en la imprecisión máxima de no concretarme en cuál de los 30 días naturales del mismo pero al llegar a casa ha bastado un par de clics pera refrescar con ternura quién era el rey santo Fernando. No quería lo de su boda. Ni lo del menú, que ya me veo al tercero de los hijos de la Berenguela (pero que luego no fue Fernando III por eso, ¿eh?) teniendo que ir al Aben-Humeya, aquí en Huércal, porque Beatriz Isabel quería una boda con clase y al santo casi se le atraganta la cosa. Yo quería encontrar otro dato de esos que tienen más chicha para el blog, de esos que engordas la entrada tirando de recuerdos y lo mismo alguien lo lee y dice, coño, es verdad, yo también y esas cosas que pensamos/decimos cuando nos pasan. Yo buscaba la estampa del San Fernando casi ya de la familia de tanto que muchos lo trataron por la Catedral. ¿Quién no se acuerda de Fernando magullado y a mano? San Fernando arriba, polvo siempre, cuando estaba arriba. Otras veces estaba olvidado en la antesala del placer y los efluvios, en una mesa muy mortuoria, con un cuadro de guerra con barcos pegándose cañonazos adonde iban a coger agua para las flores o se ponían en remojo directamente las noches de vísperas las mujeres que hacían recados para los floristas con pluma que adornaban los pasos. Y las tardes de catequesis cuando la Catedral tenía adentro una parroquia cerrada pero había vida de viejos y poca luz y un suelo blanco y negro con rayas de losa partida. Este santo daba vueltas de un lado a otro. Unas veces estaba sobre la puerta del Cabildo nuevo que da al claustro que lo mismo te lo bajaban y lo arrinconaban en otro lugar. Tengo entendido que algún funcionario del SAS le recetaba cambiar de polvos cada cierto tiempo. Por eso los niños de las catequesis de entonces jugaban con la espada, que llamaba mucho la atención y encima siempre sobrevivió, tentadora ella, al peregrinar del santo. Luego, por las noches, los niños de la catequesis se iban a sus casas y venían otros niños, hijos de los hombres que montaban pasos y la infancia regresaba al rey santo Fernando pero con otros ojos y otra luz. Entonces de Fernando nos llamaba la atención la capa de armiño. O que yo me pensaba que era de armiño y lo mismo lo fue pero luego le echaron un repinte de restauración rápida. Y la bola del mundo que sostenía con sus mares de plata y sus continentes de oro que no lo eran pero así estaban pintados. Yo me acuerdo que el rey santo los enseñaba orgulloso. Lo mismo eran regalos de boda. Hoy mismo pudo haber sido aquella boda; el que me lo dijo no me precisó el día así que a saber si no estamos de aniversario. Sea como fuere, el caso es que a Fernando no se le ve el pelo desde hace un tiempo. Se ve que cada vez lo arrinconan mejor.

24 de noviembre de 2010

Real Madrid - Ajax de Amsterdam (Liga de campeones)

Mourinho dirigiendo al equipo. AP

Jugaba el Real Madrid contra el Ajax de Amsterdam allí, en Holanda, ya sin mucho que jugarse uno y con algunas opciones el otro. Lo que pasa es que este planteamiento se ha quedado antiguo esta temporada y el Madrid pega bocaos hasta hoy (por el día del partido). Así que Mourinho ha sacado espoleado un equipo de jugadores raro porque uno ya ni se acordaba de cuando el Madrid era, además, banquillo. Hoy lo fue y se trajo un 0 a 4 por aquello del protocolo. Qué buenos Lass Diarra y Pedro León, oye. Y todo. Benzema en labores defensivas que esas cosas a los que no sabemos de fútbol nos encantan. El Real Madrid haciendo un fútbol-fútbol, a la vejez. ¿Y lo que tira a puerta? Esto siempre lo digo pero es que aún me sigue llamando la atención; cómo lo obvio convierte en extraordinario el juego de mi equipo.

Y en esas Mourinho trabajando como pocos entrenadores trabajan, explotando recursos y sabiendo que los partidos no sólo los ganan los once, ni siquiera en el terreno de juego sino en todos los frentes abertos que tiene una victoria. El primer tiempo sobre todo fue de mucho correr, que iban de un lado a otro y yo los veía pero las ocasiones sólo las creaba el Real Madrid y encima se inventó cuatro goles en la hora y media de presión fácil y física a la que sometió a un Ajax bonito y valiente pero aún verde que se prestó al espectáculo. La defensa no fue la de otras veces como el Madrd no fue el de otras veces, en el titular que saltó al césped, digo. Pero el partido estaba muy bonito en la primera parte y luego en la segunda. Hacía mucho frío, decían los comentaristas y hablaban de las estufas, que las comparaban con las del Santiago Bernabeu pero aquí salimos perdiendo porque allí había más. Los goles, mientras, fueron bonitos el de Benzema a pase inesperado y generoso de Özil, el de Arbeloa cuando ni el portero local (Stekelenburg) ni Arbeloa se lo esperaban y los dos de Cristiano Ronaldo (el último de penalti). Y luego, claro, el interés de la jugada calculada de Mourinho cuyas órdenes ahora estudia la UEFA como si Mourinho no spuiera lo que podía o no podía hacer. Ay, ilusoso, los de los trajes. Así que Ramos y Alonso expulsados y libres de pecado para cuando comience la competición. Ayer y el partido que queda se confirmó el trámite de esta fase previa en la que equipos que no están ni para jugar la copa de Ferias se sacan su dinerillo. Y la UEFA más, claro. Si no, de qué.

22 de noviembre de 2010

Apunte sobre una acuarela de Homer Winslow

Una cesta con almejas (1873). Homer Winslow

La suave cadencia del niño al que le pesa la cabeza o le pesa la cesta o la curiosidad se le hace contracción del músculo y la mirada se le viene abajo con el amigo, al lado, ausente o despistado. Y el barco que se no se puede vertical, que se hunde en la arena. Esta playa es restos de olas, todo verde y pesca, bueno, no tanto, pero de cuando la pesca era otra pesca y los niños que llevan una cesta cargada de almejas vestían como se vestía entonces.

19 de noviembre de 2010

Hondo pese al oropel de la UNESCO


Ahora el gitano se va a quedar sin un Sarkozy que lo persiga, que lo empuje al sur y acabe redomando todo lo que aquí dejaron los moros, los judíos y los franciscanos de las coplas aquellas de su tiempo. No habrá andaluces sin Andalucía ni ventas, catalanes y asturianos que aporten el todo, que se lleven, que se traigan, a los que se les vayan y les vuelvan los cantes. Qué coño. De qué iba a escribir Cansinos Assens lo que escribió con aquello protegido, subvencionado. Qué absurda esa innecesaria protección, ese pretencioso proteccionismo de postal y yenes, que es lo único que entienden de Flamenco por ahí afuera. Con las falsetas cifradas del método de Manuel Granados, por partes, ahora lo mismo en inglés ya que somos como en el himno de Blas Infante: por España y para la Humanidad. Yeah. Y con el Flamenco irán las alpargatas, digo yo, en el lote ese del patrimonio que algunos celebran pero al que yo no le veo la alegría y sí la honda pena. Ay. Para cantarla herido de pecho abierto, con el tópico si se me quiere tachar, de brillo de metales. Los flamencos se tienen que estar riendo del mundo este en el que ya no ajustan cuentas ni se canta como es debido. La venta se les ha quedado desierta y el hermano muerto en la mina. El barreno le tenía que explotar a otros, maldice. Y ahora los gobernadores civiles aquellos que teníamos en Almería y que mandaban detener a flamencos y bailadoras se están riendo a la sombra de una tapia y cal. Con tierra en los zapatos y las polainas blancas de piqué sin suciedad alguna. Con los cafés y las cuchilladas o las tijeretadas que es una puñalada doble de hierro metiéndosete por las tripas. Lo que es el Flamenco como para que vengan a echarle capas que lo dominen. Indómito él, firme como el pulgar en el alzapúa en una seguiriya. Cómo pretenden cambiar el Flamenco a golpe de contracorriente. Precisamente el Flamenco de cuando los niños sin guitarra iban a soñar de beberían gratis cuando fueran mayores y se les ocultaba media falseta porque ese era el pan de los niños de otro y en España no había pan pa tantos. Y entonces para aprender a tocar, bueno, te tenías que sacar tus propias falsetas. Pues ese Flamenco que se hizo grande del compartir a su manera, regalado entre los suyos y cobrado entre los advenedizos con aire de señorito ahora, dicen, que es patrimonio de todos. Y una fú.

A la soleá las olivas que caen se le hunden en la tierra y abren surcos por los que bajan los mineros. Y cantan unos hombres con dientes que son poco en la boca, huecos y muelas, salud que no falte (más) y hambre así como antiguo, que le viene a los surcos, otros, de la cara. Sale el hombre también de la mina de Almería y canta con aspereza. El hombre se había quedado oscuro en el fondo de la mina junto al pico y la barrena. Quizá por eso lloraba desconsolado y más letra ayeada que duele. Eso era lo que bastaba si querías escuchar Flamenco. O ponerte los discos antiguos, esos de Tomás Pavón que luego le viste a tu abuelo hechos casetes y modernos que ahora tienes en mp3. O arrimarte al tranco de una puerta desde la que se escuchaba un canturreo de aperos y canarios o leer las letras tópicas de Machado con su carga que llevan ellas si te dio el gusto literario. O irte a los aljibes si eras de clase social como para ser del Taranto al que nunca fui. O irte al Morato, que tiene una explanada muy hermosa para aparcar. O irte al Brindi cuando en el Brindi se cantaba y se tocaba o los jóvenes Tempranos se hacían allí jueves y sol. O tener amigos que cantaran o tener amigos que tuvieran amigos que cantaban o cantar tú mismo. O tocar. No era necesario más. Bastaba (y, afortunadamente, basta) con bajar por algunas calles a algunas horas aún. Y hasta ahora el Flamenco no había gozado de protección. ¡Si los que necesitan cobertura son los flamencos, no el Flamenco! Me veo al Flamenco sonando en los museos y al flamenco muriendo de hambre en la calle. Más de lo mismo pese al oropel. Mañana El Carrete seguirá vendiendo lotería por los veladores que le quedan al Paseo pese a lo rimbombante de todo. Ay, echa cuentas, a tantos la humanidad, con que unos cuantos me compren todas las semanitas un décimo, ay, la gabela iba a dar pa sueldo de ministro. Pero no. Porque el flamenco/Flamenco no entiende de humanidades. Una fiesta se hace con tres personas: uno baila, otro canta y el otro toca. Ya me olvidaba de los que dicen: ¡Ole!, y tocan palmas (Machado dixit). Así que ahí la humanidad sobra.

18 de noviembre de 2010

16 de noviembre de 2010

La duda resuelta de la vecina

La calle ya desierta. El relente mitigado con empanadillas del Once de septiembre que trajo Antonio Salmerón y pipas. La calle era más naranja y más silenciosa, empezaba a descansar del trasiego de gente y su inquietud y apenas se subían o bajaban ya persianas. La calle Ciprés empezaba a regresar a su mutismo de noche con el último hermano mayor orgulloso o importante doblando alguna esquina. Ya no estaba ni el Presidente ni los hombres fuertes de bolsillos poderosos que tiene alrededor. Ya se habían ido las manos de la Agrupación que una se llama Paco y la otra Romero y muchos ya habían llamado a otros para comunicar el estado de la nación. La noche había sido breve en el optimismo. Fue mucho incienso que le llegaría al celador de turno y fumador que estuviera dando caladas a un pito debajo del eucalipto que hay enfrente del Provincial. Allí hubo gente que me gustó ver por guapas ellas y por aprecio ellos. Antonio llegó siendo tres y Emlio y Aida. Agustín llegó con la afonía por amiga y un juicio con conformidad de esos de los que cuenta a través de twitter. Venía él en traje por la calle Serrano y ella daba ánimos, Isabel era. Hicieron compañía, se interesaron como se interesan los príncipes de Asturias cuando los llevan a un invernadero a enseñarles semillas y se fueron dando ánimos a los correosos presentes. También llegó El Cantón con Enrique y apelativo omitido pero ellos no venían sino que pasaban. Pero gracias a ellos tuvimos un plato de esos de barro que los camareros se llevan llenos de huesos de aceituna cuando, antes, lo han traido lleno de aceitunas. Y un chavalito moreno y melena saliendo antes de clase de inglés para pasarse por allí antes de cenar y que su madre lo descubriera. Otro que pasó fue Antoñito y Samuel y dos más, que suman cuatro, que iban y venían como van y vienen otros. Tirando de memoria veo al Micky por allí y su dueño hablando por él que atinó con la hora el puñetero. Ángel llegado del Rocío paseando al perro por el barrio. También Matías que se apoyó mucho en las paredes como dando miedo el macarra que no es y José Luis Paredes informando antes de tiempo para ACL que, por cierto, tenía un infiltrado arriba. Pasó Juan Leal y un hijo al lado y Kike Vivas que con k se lee bonito. Ah, claro. Y María luisa y su afortunada amiga, oh, Bibi del Águila con collarín y clase para llevarlo después del accidente fatal con final feliz.

Los últimos de Filipinas se lo pasaron mejor, eso sí. Dani Pérez tirando de cámara de fotos que no tiró, Angie Salas una noche en la calle que yo me pensaba al verla que era Cuaresma y había un paso ensayando pero no, Dani Pereira que dinamizó la velada, Fran Salvador que no se quedó corto, Juan Antonio nombrado así en serio que fue el ideólogo del invento por la ilusión que tiene puesta en esto y fray Emir estaban por allí en sus maneras tan diferentes de vestir cada uno. Todos queríamos lo mismo y a veces hasta escuchábamos gritos que las sombras que había en la primera planta del número 14 de la calle Ciprés parecían esbozar. Cuando se intuyó el 'sí' se descorchó una botella más espuma que otra cosa de sidra de esa de mentirijilla. Dani procedió y los vecinos intentaban ver una serie en la tele. Creo que uno estaba viendo el Gato al agua pero me extraña porque el barrio es de pobres. Lo sé yo que vivo aquí y aquí no vemos nadie el Gato al agua. Pero, además, el Gato ya había terminado. Por la hora ya estaría Pedrerol sentado y hablando del infierno del Molinón. Seguro. Y un vecino estaría viéndolo y hablándole al televisor en vez de mandnado un sms que es lo que hace la gente civilizada. Abajo, mientras, la calle desierta, como decía. El eco de todos esos que han sido aquí citados ya se había apagado. Los hermanos mayores ya habían huido con toda la cruda literalidad del verbo huir y apenas nos despedíamos los del reducto aquel cuando una persiana sube, la mujer que se asoma como las vecinas se asoman pertrechadas con su bata a esas horas y su persiana es como la guillotina cotidiana y a esto que le grita a los que quedamos: ¡qué! ¿al final es que sí o que no?

14 de noviembre de 2010

El 15N (3)

Los Dolores del Entierro entrando en la Catedral en 2008. Fran Leonardo

Dato importante y previo al 15N: podría ser que la reunión/votación tuviera lugar en la parroquia de Montserrat. Lo mismo se han creído que todo el que ha dicho que 'sí' en el evento del Tuenti va a ir (ilusos) y han habilitado un espacio más amplio para que estemos a gusto los miles de ociosos. Y no está mal la cosa porque así La Angie puede coger la línea 6 cuando salga de trabajar y se puede pasar, que le viene mejor. El 6 la deja en la puerta misma de la iglesia y no tiene pérdida porque allí ya verá las pancartas de los manifestantes (los manifestantes, mientras, estaremos en nuestras casas, cada uno en la suya y Dios, ya se sabe, en la de todos). Luego iremos a celebrar con nuestras botellas de champán que los hermanos mayores han sido capaces de hacer algo juntos y bien, por primera vez, tras el intento fallido de ponerse de acuerdo en 1987 con lo de la Inmaculada.

Con los deberes hechos se ha tomado unos días de relax el barómetro Pavía. Ayer y hoy nos quedamos sin sus cuentas pero ya no hacen tanta falta. Todos sus datos son tranquilizadores en una votación normal. Gana abrumadoramente el 'sí' pese a agoreros y notas discordantes como la de Raquel Criado que ahora está en el Rocío pasando unos días pero antes de irse dejó por escrito, por activa y por pasiva: 'El dia 15 no se decidirá el cambio de la carrera Oficial a la Catedral. Para hacer publicas ciertas noticias, hay que estar bien informado. HE DICHO'. Lo ha dicho así, a lo pregonero, lo mismo esperando aplausos pero lo que se ha encontrado es incomprensión: nadie entiende ni lo que ha dicho ni a qué ha venido en mitad de esa nube de éxtasis que embarga las cuentas y la razón de los que llevan toda su vida pidiendo que algo como el 15N se hubiera producido hace mucho tiempo ya. Mucho susto y la reflexión del reír por no llorar: anda que como el martes haya que darle la razón... Los que no paran son el móvil y el correo electrónico pero de concretar poco. O nada. Casi todas las veces que tengo un sms nuevo es Movistar para decirme que he ganado un premio o un capillita para preguntar. Eso es muy español. Ahora, eso de dar, eso ya es otra cosa. Eso sí, hay sus excepciones como la simpática confidencia que empezaba: 'Nunca admitiré en público haberte comentado esto...' Era alguien, obvio, para decirme que su hermandad votaría que sí. Nunca dudé de la más grande.

Ahora las dudas/temores previas al 15N (otro día hablaremos de las posteriores):
¿Cuántas cofradías votan? Nadie parece saberlo. 21 sin contar las glorias y metiendo las de vísperas y al Resucitado. ¿Habrá 21 votos el lunes?

¿Qué mayoría se necesita? Los antiguos estatutos sí lo decían pero los actuales no dicen nada. ¿Bastará la mayoría simple? ¿Se necesitarán los 11 o 12 votos de la absoluta? ¿Se recurrirá a la cualificada? En este caso, ¿en cuánto estará el tope o límite?

¿Qué supone el 'no'? Que el 16N será como el del año pasado. Y el de 2008, y el de 2007...

¿Qué supone el 'sí'? Que las cofradías quieren cambiar la Carrera oficial del Paseo a la Catedral.

¿Estamos preparados para el 'no'? Claro. No es la primera vez que se vota y sale el 'no'. Eso sí, ahora es la primera vez que se está tan pediente y manipular la votación ya no será tan fácil.

¿Estamos preparados para el 'sí'? Esto es importante porque no hemos llegado hasta aquí, con lo que ha costado, para que ahora no sepamos continuar...

¿Qué pasará el 16N? No lo sé pero lo lógico será comunicar al Ayuntamiento y al Cabildo la voluntad de las cofradías.

12 de noviembre de 2010

El 15N (2)

Nazarenos del Resucitado en la Catedral, el Domingo de Resurrección de 2007. Joaquín Saldaña

Tras el 15N no llega el el 16N (aún) sino el 15N (2), que es hoy. Quedan cuatro días para el día y continuamos con el análisis de la información que se va recogiendo de aquí y de allá. Admitimos delante del confiado y el crédulo que esto que aquí se escribe, cuenta y comenta carece de fiabilidad alguna y responde a los habituales dimes, diretes, dichas y desdichas de los típicos aquí te pillo, aquí te mato de esquina en la que vienen a coincidir dos o más cofrades. Reconocida la trampa seguimos con el análisis del barómetro Pavía, que parece que se ha estancado. Eso es bueno, y sus cifras de síes no baja. Pero tiene anotadas en el apartado de ns/nc a la Borriquita, a la Estrella, al Gran Poder, a la Esperanza Macarena y al Perdón.

La Borriquita es duda innecesaria, estimo yo, y es cofradía en cuyo sí confío. Ya pasa por la calle Real, que es argumento que invita al optimismo pero, sobre todo, le quedan por allí cofrades de esos de los buenos que saben que la Borriquita tiene que votar que sí. Así de sencillo. Con el Gran Poder yo espero que si lo suyo es el no por la distancia, eso cambie a un sí. Eso, claro, si es cierto que la Coronación no se lo ha pensado ni un momento y es cierto que su sí es cierto. Que la cofradía que viene de más lejos obviase la distancia (la forma) por darle sentido a la salida (el fondo) dejaría el resto de noes en bragas y la victoria del sí estaría asegurada. De la Estrella, por otra parte, poco sabe el que aquí escribe. Hacen metros pero es cofradía de las de Real. Antes pasaba por ahí, cuando venía por San Sebastián. De votar que sí tendría que volver a hacerlo y todos tan contentos pero el barómetro Pavía la marca dentro de las que poco se sabe. Mañana más.

11 de noviembre de 2010

El 15N

La Buena Muerte en el interior de la Catedral, refugiándose de la lluvia el Jueves Santo de 2002

Dos barómetros conozco moviéndose en lo que saldrá del 15N: el Pavía y el Alfareros y no hay que ser Sherlock Holmes para conocer quien los promueve. Aquí se va a analizar el Pavía porque me ha dado por ahí el barrunto aunque ambos barómetros están a punto de dispararse de frenética actividad, sesudos cálculos y optimistas/pesimistas elucubraciones. Lo que pasa es que eso pasa muy lejos de lo que viene siendo oficial aquí y así, claro, la brecha cada día es mayor entre ellos y los otros. Ellos son los que estuvieron y están y los otros son los que están y estarán o, dicho de otro modo, los cofrades de los 70 que aún siguen y los cofrades que acaban de llegar y sustituirán a los de los 70. Todos esos se pelean por algo y quieren cosas diferentes o quieren las mismas cosas pero de manera diferente. La principal brecha ideológica está siendo debatida estos días: el traslado de la Carrera oficial, el regreso a la Catedral, el abandono del Paseo. Internet echa chispas en foros, en blogs y hasta en Tuenti donde estos días el menda comparte lo que hará la noche del 15N: irse a la puerta de la Agrupación con una botella de champán por si hay algo que celebrar. Por ahora me conformo con los datos que ofrece esa agencia encuestadora que forma un vecino de la plaza Pavía y su ilusión. Lleva días sondeando y tiene dudas con algunas cofradías. Con otras responde confiado: los Molinos dirá que sí. Esta mañana hablaba de esto con Andrés Felices quien mostraba preocupación por la respuesta de las cofradías del ala este de la ciudad, que es como la serie aquella de Martin Sheen pero en otro barrio y sin sol poniente. Serían las únicas de las que entendería un no, decía: las que vengan del Zapillo y/o las que entren por Reyes Católicos. Pero ni con esas, dice el entusiasta vecino. La sorpresa de la mañana ha sido que por ahí se dice que el Entierro votaría que no. Luego otro ha desmentido eso y ha dicho todo lo contrario. Luego en el Perdón pues hay gente con su peso que tiene sus respetables puntos de vista y no estarían cerrados al no pero sí pondrían mucho empeño (o celo) en el cómo. Tienen razón. ¿Y Pasión? Javi Barranco creo que ha hecho un estudio de andar por casa pero muy revelador y podría haber gustado (y mucho) a quienes lo han visto: se trataría de una propuesta de recorrido que incluiría más barrio que ahora (algo a lo que Pasión se empeña en no renunciar) y un acceso a la Catedral muy bonito. También están aquellas de las que nadie duda pero nadie sabe nada. Las que pasan cerca pero nunca han llegado a acercarse tanto como ahora se les pide. Es el colectivo que forman la Borriquita, los Ángeles, el Amor y la Esperanza Macarena que pasan a 50 metros de la Catedral y por eso hay quien afirma que eso es tanto como un sí.

Luego están los factores externos, no sin importancia, con un Ayuntamiento que podría estar actuando como la CIA a favor de sus propios intereses que, en verdad, suelen ser los de todos (incluso los de los que están equivocados y se quejan de la Semana Santa). Me decía un día un tipo de esos que salen siempre con una vara dorada en todas las procesiones que el Aito está loco por ahorrarse los quebraderos cuaresmales del Paseo. Tiene su lógica. Y yo entiendo que estaría dispuesto a montar lo que se le pidiese en un entorno tan inofensivo para el tráfico como es la plaza de la Catedral, que haría todo lo que estuviera en su mano para favorecer ese traslado que ahora se debate y del que comienza la cuenta atrás. La detonación hoy me he enterado que la activó Paquito Moya. Míralo, ahí el tío, con lo mal que me cae y los reaños que ha tenido para apretar los resortes necesarios para que esto parezca más cierto de lo que a veces parece. La clave del 15N puede que esté en los puentes que minimicen esa tremenda brecha que hay entre unos y otros. El punto en el que estamos, al menos, ya es histórico. Siempre que se había tratado el tema aquello se lo guisó la jerarquía. Esta vez puede que sea lo mismo pero los cofrades están hablando y se están posicionando. El 15N ya es antes de llegar un antes y un después de muchas cosas. Estupendo.

9 de noviembre de 2010

Salus Infirmorum. Manuel Borrego, en 1957


De esta marcha opiné en Patrimonio musical en 2006. Hoy diré que por casualidad me he encontrado que aquella respuesta fue felizmente usada luego en otros foros, más tarde, pero en verdad lo he descubierto por ociosidad. No obstante las cosquillas de revisitar a un viejo amigo me han traído a repensar esta marcha aunque la cosa se me ha quedado muy pareja con lo que había. Casi no me aporto nada al respecto y me limito a mucho copiar y pegar. Sepan perdonar el conformismo de pensar hoy igual que hace cuatro años. Mientras lee (quien lea) puede darle al play y escuchar la interpretación de esta marcha a cargo de la banda 'Miguel Garrido Aldomar' de Cádiz a la salida de la Virgen de la Esperanza de San Fernando. El más quisquilloso y que esto del directo le sepa a poco podrá escucharla en interpretación de la Oliva en su disco Sevilla llora de 1998. El que la quiera, ya sabe.

Centrándonos en esta de ahora, la marcha es muy de la España de entonces. De cuando la compuso el de Huévar. Yo cuando era más joven decía que su tiempo era cuando las heridas parecía que empezaban a curar. Pero no mucho. Aquella España cincuentera aún era mucho de pus pero no tanto de miasma. Por eso la marcha no es fúnebre; triste, tal vez. Eso sí. Entonces y ahora resalto lo mismo: ese matiz que introduce Borrego en una marcha que, como ninguna otra, debía llamarse Salus infirmorum. Lo digo porque no veo yo la marcha compuesta pensando en una imagen sino en una advocación. Por mucho que en los papeles ponga lo que se quiera poner. Sigo con la cita: 'Borrego utilizaría como pretexto cualquier cosa que le permitiese exponer y desarrollar una idea, la suya. Y si de la Virgen de la Salud se tratase, a Ella se la dedicaría pero lo haría pensando en los enfermos, los que estuvieran tan necesitados de esa salud a la que nos creemos que le escribe Borrego'. Y a partir de aquí me repito así que copio y pego: 'vemos que [Borrego] ya empieza a jugar con los conceptos. Borrego plantea entonces una marcha aparentemente fúnebre. Consigue engañar al incauto que se conforma con las dos grandes divisiones: fúnebre o con cornetas a la que recurre el vulgo. Juguetea con los conceptos, repito, y se entretiene en asomarnos al abismo de las creencias y las certezas. Pero estamos equivocados. La marcha no es fúnebre. ¿O sí? Una y otra vez Borrego parece no decantarse por una respuesta o la otra. Aunque no lo considere problema de definición sino, más bien, de intereses. No le interesa caer en el dramatismo fácil, sencillo y recurrente de la muerte (...) ¿Para qué? Otros muchos ya lo hicieron. Y más serán los que sigan haciéndolo. Y no es Manuel Borrego, según lo voy descubriendo, un autor conformista y, ni mucho menos, común. ¿Por qué hacer lo que todos hacen?

No hablemos de la muerte; no escribamos sobre la muerte sino, mostrémosla, enseñémosla para reconstruir toda una obra que, aun girando en torno a ella, no la tenga por protagonista. Recurre Borrego (corríjanme los expertos en la materia de aquel foro, claro) entonces a un recurso muy postrero como es la maza en plato que aporta una vibrante tensión al momento ¿final? Vuelvo a decirlo: no. De momento final, nada. Creérselo sería echar por tierra la enorme labor de Borrego, simplificar su esfuerzo y reducirlo a la habitual mediocridad del resto. Manuel Borrego, una vez que ha mostrado los afilados y fríos colmillos de la muerte da sentido a la marcha hablando de los enfermos'.Entonces cité a Mateo, que decía de la marcha que 'es preciosa, el final de la marcha cuando los bajos reproducen la melodía anteriormente descrita por los instrumentos de timbre agudo...', recurso al que luego yo me sumé acomodaticio diciendo que era el que daba sentido y, por tanto, título a la marcha. Decía y digo que 'el tema final es en el que aborda Borrego esa idea principal de la que hablamos. Repite varias venes la misma melodía, comenzándola antes de que termine como si de súplicas que se formulan se tratase. Las maderas se convierten en metáfora de la humanidad doliente y sufriente. Y más en aquella España, como decía al comienzo, de heridas bastante recientes. Muy de la España de entonces, con el recuerdo fresco en la memoria de hospitales con salas comunitarias de las que nacían súplicas semejantes (aunque reales) a la que Borrego plasmó en un pentagrama. En el tema final desarrolla Borrego la súplica nacida de la falta de salud que da, como decimos, sentido y título a la marcha. Hablábamos antes de su dedicatoria. Pudo Borrego haberla titulado Virgen de la Salud, o Nuestra Señora de la Salud. Pero no lo hizo; recurrió a la letanía, genérica y acogedora que no distingue de hermanos y no hermanos: salud de los enfermos. De todos los enfermos. Esa Virgen buena y tierna que no es ninguna y lo son todas y que atiende, al final, por muy oscura que nos haya parecido la vida, a todas las súplicas que se le formulan. ¿Qué sino eso es esta marcha de Borrego?' Y poco más. Acababa y acabo diciendo que me gustaba la marcha por su aparente sencillez. De ahí parte de su grandeza. Y me gusta porque Borrego vale más por lo que dice que por cómo lo dice. La prueba es que muchos siguen sin entenderle.

8 de noviembre de 2010

El flemático y el que se ahoga

El Papa ha andado este fin de semana a caballo de Santiago entre Santiago y Barcelona. Ha venido a muchas cosas y una de ellas era correr por las calles, lo que le ha servido al informativo del mediodía del domingo de La Sexta para decir que el Papa corría mientras lo esperaban cientos de miles de personas en la calle porque lo esperaban cientos de obispos para comer. El titular es simpático como pocos en la cadena del presidente que, por cierto, en esos momentos ya estaba de vuelta en España. Zapatero lo es todo más que nadie y aspira a perpetuarse en ese estar. ¿Que Fidel recibe al Papa cuando va a Cuba? Pues él es más marxista leninista (y radical) que Fidel y no lo recibe cuando viene a España. Que aprendan los de las sotanas a base de hostias, que es como enseña Zapatero sus cosas. Es lo que tiene tener detrás a 11.064.524 españoles que le han votado y 467.501 más (PNV y CC) que le han dado estabilidad para lo que le queda en el convento. Y ahora que vengan las minorías opositoras a decir misa, que eso es lo que hay en las cuentas de la democracia. De eso hablaban esta mañana dos taxistas en la puerta de la intermodal. Uno sostenía los cojones de su líder ideológico y las guantás que iba repartiendo a señoritos, curas y demás acomodados. El otro, flemático, venía a decir que eran los movimientos desesperados (y típicos) de quien se está ahogando. Me ha hecho gracia la aseveración del flemático. Nunca había pensado que lo que está haciendo Zapatero fuera eso.

7 de noviembre de 2010

Almería - Sporting de Gijón (10ª jornada)

Camino del estadio. El salvonconducto en la mano y las sombras proyectadas

El partido ha comenzado a la hora de los toreros. Aunque ahora los toreros cobrán más y torean más tarde. Así que el poema de Lorca, además de manido se me ha quedado obsoleto. Pero el pitido inicial del partido que he ido a ver le sirve, por ejemplo. El Almería recibía aquí al Real Sporting de Gijón y yo he ido acompañado de la figura paterna a rememorar otros tiempos aunque en otro campo. He aprovechado y he acudido por vez primera al estadio de los Juegos del Mediterráneo que está muy bien pero está muy mal. Lo único bueno es la megafonía, que se entiende al que habla. Pero como el Franco Navarro nada. El caso es que en la 78-79 el Sporting también empató a uno aquí, o eso me contaba mi padre por el camino. O eso creía recordar. Hablábamos de eso y otras cosas mientras entrábamos por la puerta que tiene un 2 pintado y nos hemos sentado en Tribuna baja, creo que se llama. Allí estaban unos del Sporting que se ve que no tienen bastante con aburrirse en Gijón que van por España aburriéndose en campos de mala muerte donde, eso sí, les clavan quince mil pesetitas de las de antes por aburrimiento.

Lo mejor del partido ha sido que los dos goles que se han marcado han sido en la portería que teníamos más cerca y han sido bonitos. Insuficientes también, que todo hay que decirlo. Y al final los dos equipos se han quedado con lo que tenían antes de empezar pero con un puntito más cada uno que no se si sirve para algo. Para algo servirá, ha dicho luego mi madre, cuando le hemos contado el partido en casa, tan positiva ella siempre para las cosas de los demás. También le he dicho que mucha tarjeta me ha parecido a mí para tan poco partido y mucha posesión del Almería en la primera parte. Luego en la segunda el Sporting se ha crecido y cuando el Almería ha querido hacer como que hacía algo ya no había tiempo ni para eso así que equitativo reparto de migajas en la zona medio-baja de la tabla. Luego ha preguntado si ha habido alguien lesionado y si mi padre había gritado mucho pero el partido no ha dado de sí ni para eso.

4 de noviembre de 2010

Tres escenas de una esquina

Me estaba comiendo un potaje de garbanzos con perejil de unas macetas que tiene aquí mi madre, en el patio, y me he acordado yo, sin venir a cuento —o sí— de la vida que tenía la rambla del Obispo Orberá cuando yo era pequeño, o chico. O eran los ochenta, como prefieran. Si es así me coje la memoria y traza ella la recta que me lleva a una ciudad luminosa en la que crecí cobijado bien y a la que le recuerdo los últimos coletazos tardofranquistas en usos y costumbres desaparecidas pero cuyo recuerdo se me aparece a diario con una sábana y una cadena. Por recordar recientes las cosas que ya se han perdido yo me acuerdo de los maceteros en las esquinas del Paseo que puso allí Paco Gómez Angulo. Como me acuerdo de los redondos y blancos cascos de los municipales motorizados. Y si de municipales se trata, me acuerdo de las pequeñas islas sobre las que dirigían el tráfico. Mucho he preguntado y nadie ha sabido decirme cómo se llamaban y ahora me acuerdo de una muy cerca del quiosco Amalia. Y me acuerdo, como hoy, de la rambla del Obispo Orberá.

Rambla del Obispo Orberá, acuarela y tinta china. José Antonio Canteras

La rambla del Obispo Orberá tenía sus puntos álgidos de ciudadanía y, cómo no, de recuerdos. Yo le tengo tres a esa rambla: calzados Rumbo cuando aquello era como era antes de la reforma de antes de venirse a la calle Ricardos, el otro un quiosco breve y verde enfrente del Teatro Apolo, oscuro y con un olor carácterístico que nunca he olvidado, donde compraba caramelos Sugus y la esquina de la rambla con la circunvalación de la Plaza. Eso estuvo así hasta ayer, es cierto. Pero parece que es más; tanto que ya hay quien piensa que del parking se ha salido siempre por ahí. Se le perdió a la calle la arboleda y se le perdieron tantas cosas que yo ahora me lamento como se lamentarían los nostálgicos de un entonces anterior a mi entonces cuando quitaron otras para poner las mías. Lo que pasa es que yo tengo blog y mi padre paga internet y en el entonces de los de entonces esto no existía y mi padre no había encontrado trabajo aún para tener algo con lo que pagarme internet.

En la calle o en la acuarela antigua —ya confundo— ahora la farmacia de entonces es una frutería y los quioscos son escaleras y cemento. Ahora ya no se venden flores ni macetas ni se toma el café de pie. Ni siquiera se venden libros usados ni dejas una novelita del oeste de aquellas de la editorial Cliper y te llevas otra. Eso ahora es paso, tránsito y poco más. Entonces era igual pero con un poco más de estarse. Y de estarse bien. Yo lo recuerdo ahora gracias a acuarelas desfasadas llamadas a testificar en un juicio que la memoria siempre acaba perdiendo. Tampoco se venden pollos, que primero eran amarillos y luego los vendían de colores. Se ponía allí alguien a venderlos y a vender galápagos. Pero eso ya no es. La esquina ha cambiado. Aunque hay algo que no le cambia a la esquina/calle: los bazares. El Navarro que sigue vendiendo cestas de palma, sombreros, cerámica y cazuelas de barro y, enfrente, el Martínez y sus flotadores en los toldos perennes. La calle ahora es poco con las obras de la Plaza pero yo quiero que lo sea ya, lo que fue, digo. O lo que le recuerdo yo a la calle. Por ser, ahora es (o tiene) un nombre por el que nadie la llama y que yo ni siquiera sé quién fue. O es. Esta mañana pasé por ahí. Cuando llegué a casa el portal olía a comida. Yo me había fijado en el nombre sin darme cuenta. ¿Conclusión? Sí venía a cuento lo de acordarme de la vida que tenía la rambla del Obispo Orberá cuando yo era pequeño, o chico, mientras me comía el potaje de garbanzos con perejil de unas macetas que tiene aquí mi madre, en el patio.

2 de noviembre de 2010

Pesadillas, una versión

Escena de 'Pesadilla antes de Navidad', de Tim Burton, por Enrique Guillamón

Halloween se va. Nos trajo las tardes cortas y se ha ido hasta el año que viene. Aunque llegará antes. Tanto que a veces pienso que no se llega a ir. Los USA se exportan en canales que emiten series en las que se vende a precio de saldo sus cosas, como Papá Noel o Halloween. Las series americanas son de dos tipos: buenas o malas pero ambas coinciden en vender bien su way of life. Las series españolas, en cambio, no lo saben (ni quieren) vender pero coinciden, eso sí, en que son malas. Las series españolas están para satisfacer el placer españolísimo de ver por verle las tetas a la de turno. Poco más. Los que no tienen gusto a Ana de Armas y los que sí a Nathalie Poza que es Claudia o ella en un papel suyo ahora en Hispania. Por hablar de una serie que es ahora. Y luego están las similitudes, las sombras o el eco, que son los intentos a la americana de quitarse la caspa. Tú ves Becker, un médido cabreado que se pasa la vida entre su consulta y una cafetería o te conformas con Médico de familia y Los Serrano, series de un médico viudo y medio lila que tenía muchos hijos y una chacha andaluza y, la otra, peripecias vitales y cutres de dos hermanos que tenían una taberna y más hijos todavía. Adivinen cuál es la buena. O cuáles son españolas. Luego las series malas que Estados Unidos las exporta también y hasta mejor también las ven nuestros niños. Nosotros para ellos creamos avergonzados y acomplejados muñecos asépticos. Los Lunnis entretienen idiotizado al futuro presidente de la III república que para entonces será. Las cosas que España fabrica para sus niños son pura mierda de colorines. Así que los niños crecen empapados de lo que han visto en ese crecer. ¿Qué? Esas series americanas malas y esas películas americanas, más malas aún, en canales que acerca un satélite. Series y películas, buenas o malas, en las que, eso sí, ellos venden lo suyo y nosotros lo compramos. Y luego nuestros mayores se quejan. Así que en España somos de cagarnos en los muertos de Papá Noel, que las tesis cuanto más blasfemas y violentas sean más convencen. Muerte al gordinflón, escucho. Halloween es una gilipollez. Y el odio patrio nos lleva a sentarnos cuando pasa la bandera de los USA. Y cuando pasa ya se nos acaba el orgullo nacional. Somos de devorar pantallas americanas pero, sobre todo, de devorar lo que devoran los americanos. Los números cantan: más 400 franquicias de McDonald's en España, ¿cuántas de la Charka?

Una series/película en las que los protagonistas vean con naturalidad (sin que explote la Virgen) una procesión, coman jamón y queso o lleven a sus niños a Simago a echarse una foto con los Reyes Magos. ¿Lo nuestro? Por lo menos lo mío sí. Aunque lo mismo el problema es que no existe un 'lo nuestro' y en España, más allá de ver unas tetas y hacer películas lentas sobre las secuelas de la Guerra civil no somos capaces de más. Como mucho de hacer todo eso a la vez, en drama o en comedia aunque en ambos casos terminaeos riéndonos de los mismos, los tarados que las protagonizan: Willy Toledo, Santi Millán, Antonio Resines, ¿les suenan, eh? Claro, ustedes también se han reído de ellos. Como cuando Willy Toledo fue a hacer de supermán a Marruecos y esa noche durmió caliente. Son gente simpática que provocan la risa en lo que hacen. Son a España las burbujas de la Coca-Cola que nos tomamos los que queremos ver una buena serie. Nada. Así que llegan los americanos a hacerse sus series, a metérnosla doblada y conquistar la patria intelectual de nuestro futuro. A nuestros niños ya los tienen ganados y uno de esos niños presidirá la III república y todos los demás trabajarán para él. O todos, incluído el niñito republicano trabajarán para los ayatolás que habrán conquistado de nuevo la península. Entonces aquí no sabremos qué hacer y todo será caos y confusion, imponiendo los de abajo sus cinco oraciones al día y esas cosas y nuestros niños, hombres ya, desconcertados porque los ayatolás no les dejan disfrutar de Halloween ni pedir caramelos como siempre hicieron. Nosotros estaremos criando malvas y maldiciendo al que antes estuvo en nuestro mismo nicho o al que incineraron antes en el mismo horno. Nos estaremos cagando en nuestros muertos —que la queja ha de ser así como brutal, primitiva— porque se ha perdido lo nuestro aunque. Aunque, ¿a ver si es que no existe ya un 'lo nuestro' que perder?